Estoy navegando a la deriva buscando tierra, atravesando un mar azul tan intenso como mi deseo. Día tras días solo veo agua, algunos peces de colores y de cuando en cuando un delfín que viene a acompañarme y me trae entre su boca una flor de camelia. Eso me ha dado esperanzas de llegar pronto a mi destino. Un destino desconocido que solo he visto en sueños este mes de noviembre.
Cada día, el mismo sol, la misma sal quemándome la boca, el
mismo azul deslumbrante. El mismo delfín con la misma flor.
Llevo así ya más de seis años, alimentándome de camelias y
bebiendo recuerdos que, ahora dudo, tal vez sean solo espejismos.
Borracho de sal y sol, he llegado a una certeza, más allá del
mar no hay nada, solo las sirenas que juegan con mis esperanzas.
¿Cuántos años más pasaré persiguiendo sueños?. También ahora
se, viejo y cansado, que son solo mis sueños los que alimentan las camelias que me nutren.